Como propietario de una pequeña empresa, ya superó algunos grandes obstáculos. Por lo que ahora se fija el objetivo de avanzar mucho más.
Pero a medida que hace planes más ambiciosos, es importante que mantenga los pies en la tierra. Siempre debe tener en cuenta los riesgos, aun cuando puede contemplar las recompensas de su esfuerzo.[1]
Según Shana Peterson-Sheptak, jefa de banca empresarial de PNC Bank, la capacidad de crecimiento de su empresa depende menos de factores externos, como la economía, y más de las consideraciones internas. Digamos, ¿está usted preparado financiera, administrativa y emocionalmente para toda una serie de nuevas demandas?
“Los propietarios de empresas siempre preguntan: ¿puedo crecer? Y la respuesta puede ser siempre: sí. Sin embargo, en realidad ello depende no solo de sus éxitos presentes, sino de si cuenta con el personal, las habilidades y los recursos necesarios para mantener ese empuje”.
Y ¿cuál es uno de los primeros pasos que debe dar cualquier empresa en crecimiento? Una pequeña autoevaluación.
Entonces… ¿Cómo le va?
Ampliar una empresa es algo que nunca debe tomarse a la ligera. Existen todo tipo de factores a tener en cuenta, desde el personal hasta el flujo de caja y la preparación para el mercado. Si está pensando en crecer, estas son algunas preguntas que debe plantearse sobre usted mismo y sobre los miembros de confianza de su equipo. Y, al hacer dichas preguntas, sea objetivo en sus respuestas. Puede que su éxito dependa de ello:
- ¿Cuento con clientes regulares confiables? Si ellos le han ayudado a avanzar hasta aquí, ¿puede contar con ellos en los meses y años futuros?
- ¿Mis clientes desean mi crecimiento? Quizás ellos estén pidiendo una segunda sucursal u horarios más prolongados. Tal vez necesiten que atienda pedidos mayores o que ofrezca una mayor variedad de productos o servicios. Cualquier cosa que sea, hablar con sus clientes y escucharles puede dar lugar a una excelente visión realista.
- ¿Estoy generando ganancias de forma confiable? Si su estado de resultados oscila como un péndulo, algunas veces en cifras positivas y otras en cifras negativas, entonces debe determinar qué medidas son necesarias para que ese flujo de ingresos se mantenga estable y en crecimiento.
- ¿Mi industria está creciendo? Si otras empresas como la suya tienen dificultades, es importante que sepa si usted es la excepción que se destaca, o si los fundamentos generales de esa industria reúnen las condiciones necesarias para el crecimiento.
- ¿Tengo más ventas de las que puedo manejar? De ser así, es muy bueno tener este tipo de problema. Sin embargo, ¿generaría más ingresos y ganancias si aumentara la capacidad con más empleados, sucursales y equipos?
- ¿Estoy listo en el terreno personal? ¿Recuerda esas largas horas de trabajo y los riesgos que asumió para arrancar su empresa? Hacer crecer su empresa puede resultar igualmente agotador. ¿Están usted, su familia, sus socios y los miembros de su equipo preparados para el Segundo Acto y los sacrificios que ello conlleva?
¿Y qué necesitará para crecer?
Si le ha ido bien hasta el momento y vislumbra un futuro brillante: ¡fantástico! Al mismo tiempo, el crecimiento viene acompañado de nuevos desafíos, sin mencionar la necesidad de una mayor sofisticación en las operaciones.
“Todas las empresas tienen brechas que necesitan superar en cuanto a habilidades, personal o capacidades”, añade Peterson-Sheptak. “Una pequeña empresa puede improvisar y con frecuencia lo hará. No obstante, mientras más crezca, esas brechas pueden ser mayores y más difíciles de superar. De manera que cuando decida crecer, es importante que tenga una visión crítica para encontrar sus puntos débiles y que pueda establecer un plan concreto para abordarlos”.
Eso podría abarcar cualquier número de áreas en su operación. Es posible que tenga miembros del equipo que son excelentes para su volumen actual, pero que no sean líderes adecuados para las demandas de producción más rigurosas que están por venir. Ello podría implicar contratar o capacitar miembros del equipo para llevar una mayor sofisticación en áreas que actualmente están desatendidas. O mantener como prioridad su rendimiento de la inversión cuando adquiera equipos esenciales.
Al mismo tiempo, establecer una cultura formal es fundamental para crecer. Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los empresarios es mantener la promoción de los valores básicos de la compañía, aun cuando el propietario no pueda reunirse personalmente con cada cliente ni tomar todas las decisiones. Dicho de otra manera, ¿cómo reprime todo su espíritu y entusiasmo empresarial? ¿Cómo crear una ética de compañía que guíe e informe a los miembros del equipo cuando usted no pueda estar presente?
El crecimiento no es algo espontáneo. Es deliberado.
Todo su futuro comienza y concluye con un plan.
“La expansión es complicada”, señala Peterson-Sheptak. “El mismo entusiasmo y actitud proactiva que motiva a un empresario con frecuencia puede conducir a subestimar los riesgos cuando los desafíos son mayores. Así que le aconsejamos a cualquier empresa en crecimiento que analice sus planes de manera objetiva y no con un optimismo ciego”.
Esto significa apoyarse en la experiencia que le rodea: su contador, abogado y demás asesores de confianza, para que sus expectativas sigan siendo realistas. Ello también significa prestar una atención cuidadosa a cualquier escepticismo sobre sus ambiciones más elevadas.[2] O, al decir de Peterson-Sheptak: “No vea sus preocupaciones como el deseo de aguarle la fiesta, sino como preguntas difíciles que tendrá que responder antes de poder avanzar”.
¿Cuáles son algunos consejos que ella ofrece? “Con frecuencia, las empresas subestiman la cantidad de dinero y de tiempo necesarios para incrementar su flujo de ingresos. Crecer significa contratar y capacitar personal, comprar en lotes o incorporar nuevos equipos al proceso de producción. Esos pasos toman más tiempo del que normalmente se espera para que realmente rindan frutos”. En pocas palabras: es prudente sobreestimar los gastos o subestimar los ingresos en su planificación. De esa manera, tendrá el capital necesario hasta que sus planes tengan éxito.
Una vez que haya consultado con su equipo de expertos, cree una hoja de ruta para el crecimiento basado en la realidad. Y asegúrese de que los miembros claves del equipo estén de acuerdo.
También, claro está, la ayuda financiera forma parte del proceso. ¿Cuándo involucrar a un banquero como socio de la pequeña empresa? Como concluye Peterson-Sheptak, no es suficiente resumir sus planes en el reverso de una servilleta.
“Nos sentimos felices cuando vemos el éxito de nuestros clientes. Al mismo tiempo, como banqueros tenemos la obligación de decir: busque financiamiento solo cuando esté listo para responder a todas las preguntas sobre su plan de negocio. A fin de cuentas, un banco se trata realmente de administrar el riesgo. Cuanto más cerca estén sus sueños de la realidad, más preguntas difíciles podrá responder con confianza. Y mejores serán sus probabilidades de obtener el capital que necesita para financiar el crecimiento”. [3]
Si está listo para desarrollar su empresa sobre la base de su éxito, la mejor manera de comenzar es invertir para de verdad conocerse a usted mismo y saber cuáles son sus capacidades actuales.