La comunicación abierta y la planificación cuidadosa pueden ayudar a que el amor florezca y perdure
Aunque a menudo se dice que “todo lo que necesitas es amor”, es evidente que se necesita más que la emoción para crear una relación exitosa. Lo anterior puede que sea más cierto aún para quienes encuentran el amor a una edad más avanzada.
Establecer una relación de pareja a una edad más avanzada trae consigo consideraciones financieras y no financieras que las personas (especialmente las que se acercan a la edad de jubilación) deben comprender y tener en cuenta.
Al definirse como aquellos que nacieron entre 1946 y 1964, desde agosto de 2023, en los Estados Unidos viven aproximadamente 68 millones de baby boomers, según estimaciones del Censo de los Estados Unidos.[1] Los adultos mayores estadounidenses se encuentran sin compañía debido a factores relacionados con el fallecimiento o el divorcio. En el 2022, de los estadounidenses de 65 años o más, el 21.2 % eran viudos, el 13.3 % eran divorciados y el 6.6 % nunca se casaron.[2] En esta demografía, ha surgido otra tendencia: un mayor número de baby boomers dándole (todavía) una oportunidad al amor al encontrar el romance después de cumplir los 65. Independientemente de si deciden o no contraer nupcias, hay consideraciones de índole financiera y no financiera que deben tenerse en cuenta. Al lograr el equilibrio correcto, las personas de más edad pueden proteger su patrimonio al mismo tiempo que proveen para su nuevo cónyuge o pareja.
Una charla sincera sobre los asuntos financieros es un aspecto clave para el éxito de la relación
Para empezar, las parejas que piensan casarse deben tener una conversación deliberadamente abierta y sincera sobre la relación individual que cada uno ha tenido con el dinero. Omitir esta conversación al comenzar una relación romántica seria podría generar dificultades en la relación y la satisfacción de la vida en el futuro.[3]
Una manera en que las parejas pueden enfrentar este problema desde el principio es siendo sinceros con respecto a las experiencias pasadas que tuvieron con el dinero, así como con respecto a lo que esperan dar y recibir, en términos financieros, en una nueva relación. Hacerse preguntas el uno al otro sobre las deudas y obligaciones mensuales y las dificultades potenciales con el crédito, así como mencionar si están o no dispuestos a vivir una vida modesta o de lujos, puede ayudar a ambos al momento de elaborar un plan financiero que los beneficie de manera individual y como pareja.
Otros temas financieros sobre los cuales las parejas deben asegurarse de tener una idea clara incluyen los siguientes:
El matrimonio puede tener un impacto en tus impuestos sobre la renta
El estado de la declaración de impuestos de una pareja casada viene acompañado de diferentes categorías e impuestos en comparación con la declaración de un contribuyente soltero. El impacto financiero real puede reflejarse tanto a nivel estatal como federal, y es un tema que se debe discutir y considerar antes de tomar la decisión de casarse.
Conversar con un profesional en asuntos financieros para determinar el impacto que el matrimonio tendrá en su situación financiera personal es una manera de comprender qué se puede esperar y anticipar cuando llegue el momento de declarar impuestos.
¿Se verán afectadas tus fuentes de ingresos?
Seguro social, pensiones y pensión alimenticia: cada una de estas fuentes de ingresos pueden estar sujetas a disposiciones que podrían cambiar con un matrimonio posterior. Es importante comprender las condiciones referentes a cada fuente de ingresos. Por ejemplo, en el caso de la pensión alimenticia, es posible que la obligación que un excónyuge tiene de pagar la pensión alimenticia cese cuando el (la) excónyuge se vuelve a casar. En el caso del Seguro Social, un matrimonio posterior puede proporcionar beneficios de supervivencia, o reemplazar los beneficios existentes.
Desarrolla un plan conjunto de atención médica y cuidados a largo plazo en la medida que envejecen
Es posible que tener una pareja nueva te haga sentir joven; sin embargo, elaborar un plan con respecto a cómo pretenden envejecer como pareja es una opción prudente que les ayudará a largo plazo tanto a ustedes como a sus familias. El análisis cuidadoso de la manera en que visualizan el proceso de envejecimiento puede incluir una conversación sobre si prefieren mudarse a un hogar para jubilados o si piensan envejecer en su hogar actual y, además, puede eliminar algunas conjeturas al tomar decisiones difíciles bajo presión en caso de una enfermedad.
La planificación patrimonial debe ser un proceso inclusivo y transparente
Si no se trata del primer matrimonio para una de las partes o para ambas, lo más seguro es que cada cónyuge ya tenga bienes para considerar y herederos para tener en cuenta. Una de las maneras más fáciles de asegurar que esto suceda con el mayor grado de transparencia posible es programar una reunión con un abogado de planificación patrimonial para hablar sobre el asunto y, en caso de ser necesario, actualizar los testamentos o los fideicomisos revocables para incluir al nuevo cónyuge. Una conversación sobre los bienes familiares puede convertirse en una discusión muy intensa y conflictiva, pero, en la medida de lo posible, debe asegurar que todas las partes involucradas y mencionadas en cualquier cambio de planes estén presentes en la discusión.
En caso de haber una disputa familiar, el abogado de planificación patrimonial también puede sugerir la intervención de un mediador para ayudar a los miembros de la familia a tener un diálogo abierto y sincero sobre el asunto.
Una vez que la pareja haya llegado a un acuerdo con respecto a su situación financiera (incluidos los impuestos), el siguiente paso lógico a tomar es buscar un profesional que les ayude a redactar el plan. Al acudir con un asesor o planificador financiero para formalizar el plan acordado, la pareja puede tener la seguridad de que no solo han llegado a un acuerdo sobre los asuntos en cuestión, sino que han depositado su confianza uno en el otro, así como en las decisiones conjuntas que han tomado con respecto a sus finanzas.
Los aspectos no financieros pueden jugar un papel igual de importante en asegurar una relación armoniosa
Las parejas que se juntan después de haber vivido de forma independiente durante un periodo prolongado deben esperar que haya una curva de aprendizaje para generar armonía bajo el mismo techo. Los asuntos prácticos, tales como unir sus hogares, pueden ser tareas que provoquen estrés si no hay una buena comunicación. Si ambos cónyuges tienen prácticas muy arraigadas inclusive con respecto al más mínimo detalle, por ejemplo, donde guardan su cepillo dental en un baño compartido, estos son asuntos que merecen discutirse y, en la medida de lo posible, llegar a un acuerdo mutuo. También será de suma importancia tener una idea de las expectativas referentes a los hábitos del otro, por ejemplo, la limpieza y organización de la casa, o bien, hablar sobre las actividades en exteriores que realizarán por separado y la manera en que cada uno pretende pasar su tiempo de ocio cuando estén solos y cuando estén juntos.
De manera similar, ser sinceros con respecto a sus familias y a sus relacionas pasadas y externas, así como con respecto a la manera en que continuarán con dichas relaciones, evitará la tensión potencial a largo plazo. Por ejemplo, si el esposo recién casado quiere pasar tiempo con sus nietos una vez por semana y dichas visitas incluyen que los nietos se queden a dormir, probablemente una buena estrategia implique avisar a la nueva esposa con anticipación y obtener su aprobación.
Una vez que se han tenido estas conversaciones incómodas y que se han acordado los detalles, existe la probabilidad de que la pareja, en lo general, pueda “dar vuelta a la página”. Como resultado, las parejas que deciden casarse después de los 65 podrán (con suerte) ponerse cómodos y disfrutar las aventuras que llegan en los años dorados.
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