Mientras que la mayoría de los propietarios de empresas sienten una fuerte conexión personal con su compañía y su misión, C. J. Scarlet tiene una motivación especial detrás de su nuevo producto, Tiger Eye Security Sensor, diseñado para proteger a las mujeres de las agresiones.

“Cuando yo era estudiante de primer año en la universidad, a los 19 años, fui agredida sexualmente. Durante una década he enfrentado el trauma”, recuerda. En lugar de permitir que su vida fuera manejada por la experiencia, tomó el control de su vida, estableció una carrera para ayudar a los demás, hasta lograr ser directora de asuntos para las víctimas en la oficina del fiscal general de Carolina del Norte.

Pero era su anhelo ayudar a las mujeres antes de que se conviertan en víctimas, y no después, lo que dio origen a Tiger Eye. Activado por un grito de ayuda, el sensor portátil Tiger Eye, apenas más grande que una moneda de 25 centavos, advierte a los posibles agresores a que retrocedan, alerta a las autoridades e incluso registra fotos y sonido de los eventos a medida que ocurren.

Si bien la misión de Scarlet es muy personal, ella es la primera en admitir que no puede realizarla sola. Cuando inició la compañía en junio de 2014, uno de sus primeros pasos fue constituir una junta de asesores, seis profesionales de negocios experimentados que han asesorado a Scarlet y a su director ejecutivo en todo, desde el mercadeo hasta la tecnología para la fabricación, mientras trabajan intensamente en el lanzamiento del proyecto para el verano del 2016.

“Sé que no tengo todas las respuestas”, dice Scarlet. “Traer a personas más talentosas que yo es lo más acertado que posiblemente pueda hacer. Pueden ver las cosas desde una perspectiva más amplia que la mía, porque estoy inmersa en ocuparme de muchos detalles, e identifican dificultades y oportunidades que nuestro equipo podría no identificar. Esto nos hace mucho más fuertes”.

Capacidad intelectual disponible

De hecho, una junta de asesores de alto nivel profesional con buenos contactos, que se interesen personalmente en tu éxito, puede ser uno de los recursos más valiosos que todo propietario de empresa puede tener. “En la actualidad, las compañías compiten con todos, por todo y en todas partes", dice Susan Stautberg, presidente y directora ejecutiva de la Fundación WomenCorporateDirectors. “No sólo es necesario tener una estrategia, sino también personas que puedan ayudar a hacer que la estrategia funcione”.

Más allá de la contribución estratégica, los asesores pueden presentarte a clientes potenciales y otras personas influyentes que han llegado a conocer a lo largo de los años. “Se trata de personas que pueden abrirte las puertas que necesitas”, dice Peter Gleason, presidente de la Asociación Nacional de Directores Corporativos (National Association of Corporate Directors). “¿En qué otro momento de tu carrera tendrás ocho o diez personas cuya meta sea ayudarte a tener éxito?”

Los asesores podrían incluso ayudarte a encontrar a personas para cargos clave. Cuando Peggy McHale y su socia empresarial, Sandi Webster, necesitaban ayuda para la gestión de las finanzas de su empresa en crecimiento Consultants 2 Go, ubicada en Nueva Jersey, un asesor sugirió a un director financiero que conocía, que contaba con experiencia en una de las empresas Fortune 500. Recientemente, el director financiero había comenzado a trabajar de manera independiente y buscaba trabajos de medio tiempo. Ese modelo fue perfecto, dice McHale, y el director financiero se ha convertido en una parte esencial del crecimiento de su compañía, que ofrece consultoría de marketing y analítica a importantes marcas.

Asesores frente a directivos

Las juntas de asesores se diferencian de sus homólogas más formales, las juntas directivas. Si bien ambas implican profesionales que proporcionan asesoría de alto nivel, los miembros de la junta directiva tienen responsabilidades fiduciarias, legales y derecho de voto en las decisiones importantes, como el nombramiento de los altos directivos. Si deseas que tu compañía cotice en bolsa, es necesario contar con una junta directiva formal. Además, algunas compañías privadas tienen juntas directivas, a menudo compuestas por inversionistas que buscan tener una influencia directa en la administración a cambio de su participación en el capital.

Las juntas de asesores, por otra parte, están principalmente para dar recomendaciones o sugerencias. Debido a que los asesores no pueden ejercer el voto, eres libre de aceptar o rechazar sus recomendaciones. Puedes estructurar una junta de asesores de la forma que desees, tener tantos miembros como quieras y reunirte con la frecuencia que desees hacerlo. En algunos casos, una junta de asesores sirve como punto de partida de lo que puede convertirse en una junta directiva formal a medida que la compañía crece, señala Stautberg.

Sin embargo, precisamente porque hay tan pocas reglas, obtener el máximo rendimiento de tu junta de asesores significa tomarte el tiempo para crear una estructura y pensar cuidadosamente en las personas que van a conformar la junta y lo que quieres lograr. Estos pasos pueden ayudarte a conformar una junta que pueda llegar a ser la clave del éxito.

Busca habilidades diversas. Podría parecer más cómodo recurrir a amigos y familiares como asesores, ya que tienes un vínculo de confianza y puedes contar con su apoyo emocional. Pero estas personas podrían no darte la magnitud de experiencia necesaria para tener realmente un impacto en tu compañía.

En cambio, busca personas de alto nivel profesional con una combinación de experiencias. Dependiendo de tu compañía, esto podría incluir a una persona con una experiencia sólida en mercadeo, a otra con amplios conocimientos de contabilidad y a otras con destreza técnica y experiencia en distribución.

No tengas miedo de apuntar alto, sugiere Gleason. Busca lo mejor de lo mejor, verdaderos líderes sobre los que hayas leído o que hayas admirado desde la distancia. Lo peor que puede ocurrir es que no acepten, y podría sorprenderte cuantos de ellos están deseosos de aprovechar la oportunidad de formar parte de una compañía joven e interesante. “Nos encontramos con directores de empresas Fortune 500 en juntas privadas”, dice Gleason. “Han tenido éxito en sus carreras y creen en retribuir”.

Tómate tu tiempo. Incluso en la era en que las empresas se mueven a la velocidad de la luz, no te apresures en tu proceso de selección. Después de tomar la decisión de formar una junta de asesores hace varios años, Martha Berry, presidente de Berry Jewelry de Nueva York, pasó un año seleccionando a los candidatos más adecuados para que la ayudaran en su compañía, que diseña y fabrica joyas y accesorios. “Hice todo lo posible para entrevistar a las personas”, recuerda. Incluso rechazó a algunos candidatos que estaban dispuestos a colaborar. Las grandes habilidades descritas en el currículum no ayudarán si no hay química, agrega. “Ahora tengo una junta invaluable, un excelente grupo de personas que me han asesorado increíblemente bien”.

Busca personas lo suficientemente fuertes para que desafíen tus hipótesis, pero lo suficientemente colaboradoras para trabajar en grupos y que compartan la visión que te inspira, recomienda Stautberg. “Vas a desear una persona que actúe con precisión, y no de manera impulsiva: alguien que pueda estar en desacuerdo sin ser desagradable”.

​Stautberg sugiere tener, al menos, cinco miembros que ofrezcan una amplia gama de perspectivas, pero no tantos como para tener la percepción de un espacio saturado de personas o que las discusiones pierdan el enfoque. Consultants 2 Go actualmente cuenta con ocho miembros, pero ese número no es en absoluto intocable, dice McHale. “Siempre estoy en busca de personas que se unan a la junta, que puedan tener interés en colaborar y que tengan algo que contribuir”, dice. Y, si bien podría resultar tentador para una empresa de propiedad de una mujer tener una junta conformada exclusivamente por mujeres, no limites tus opciones a un género, aconseja. Busca a los mejores candidatos.

Establece una estructura. Independientemente del número de asesores, es esencial establecer un programa, un método y un propósito formal para tus reuniones. Si se reúnen mensualmente, trimestralmente o tres veces al año dependerá de tus necesidades, de la disponibilidad de tus asesores y de si viven cerca o deben viajar para asistir. En cualquier caso, agendar las reuniones con semanas o meses de anticipación ayudará a los profesionales ocupados a planificar su tiempo y, de esta forma, ampliar las posibilidades de que asistan.

Durante las reuniones, los asesores pueden perder interés si sienten que están perdiendo el tiempo porque no te has preparado adecuadamente. Ten una agenda clara de lo que deseas cubrir y envía paquetes de información a cada miembro con varios días de anticipación a cada reunión, con todos los detalles relevantes.

“Tenemos tres reuniones al año, además de un evento navideño en diciembre”, dice McHale. “Las reuniones duran desde las 9:30 a. m. hasta el mediodía”. La compañía dedica la reunión de febrero a la planificación del año próximo, la reunión de mayo es un control del primer semestre y la reunión de septiembre se enfoca en los logros de la compañía.

Entre reuniones, proporciona actualizaciones informales sobre tu progreso. Si bien es importante respetar el tiempo de tus asesores, es posible que algunos de los más valiosos consejos lleguen cuando necesites repentinamente una orientación y tomes el teléfono para solicitar indicaciones sobre la forma de afrontar un inconveniente o una oportunidad de negocios.

Reconoce su servicio. Si bien el pago no es obligatorio para las juntas de asesores, los propietarios de empresas pueden compensar a sus miembros con una pequeña participación en el capital de la compañía o con honorarios por cada reunión. Debido a que varios de sus miembros deben viajar a Nueva York para sus reuniones trimestrales, por ejemplo, Berry cubre los gastos de viaje, además de un honorario de $1,200 por reunión.

De cualquier forma, la mayoría de los asesores están motivados por algo más que el dinero, señala Gleason. Es el deseo de colaborar, de compartir sus conocimientos o la emoción de ayudar a que una empresa prospere. Para el propietario de una empresa, es importante reconocer las contribuciones que sus asesores hacen a la compañía.

Si no estás en condiciones de pagar o sientes que hacerlo no sería apropiado para tu situación, obsequios o eventos pequeños pero bien pensados, que generen un sentido de camaradería, podrían contribuir enormemente a que tus asesores se sientan bien por participar.

No hay un momento mejor que el presente

Nunca es demasiado pronto o demasiado tarde en el ciclo de vida de tu empresa para aprovechar la experiencia de una junta de asesores. Mientras que C. J. Scarlet, de Tiger Eye, formó su junta antes de que el primer producto saliera de la línea de producción, Berry esperó un cuarto de siglo.

Con 125 empleados en Nueva York y China, Berry tiene mucho por lo que estar orgullosa. Sin embargo, no puede evitar preguntarse qué dificultades podría haberle ayudado a evitar una junta de asesores. “Desearía haberlo hecho mucho antes”, dice. “Creo que era demasiado obstinada y no me daba cuenta de lo sola que me sentía. Ahora cuento con personas a las que puedo llamar, y me asesoran muy bien”.

Cuando llegue el día en que esté lista para dejar atrás su propia aventura empresarial, planea devolver el favor. “Después de haber tenido esta experiencia positiva como propietaria, estoy deseando poder compartir lo que he aprendido con otras personas”, dice Berry.


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