Durante el transcurso de tan solo algunas semanas en el septiembre pasado, las noticias referentes a la salud general de la economía fueron extremadamente confusas. Por ejemplo, justo antes del Día del Trabajo, el informe de empleos del gobierno federal identificó que la economía estadounidense generó más de 315,000 empleos en agosto, y superó las expectativas de la mayoría de los economistas. Pero se festejó muy poco lo que la mayoría consideró un informe de empleos positivo. Ciertamente, un informe sobre la inflación firmemente elevada poco más de una semana después provocó que el promedio industrial Dow Jones tuviera una disminución de casi 1300 puntos.

El 2022 ha sido un año de incertidumbre y debate en torno a la salud y los prospectos de la economía a nivel macro. Entre los argumentos más contenciosos se encuentra el referente a si la economía ha entrado o no en una recesión o está a punto de hacerlo. Aunque el producto interno bruto (PIB) de hecho se contrajo durante dos trimestres consecutivos, lo que normalmente es una métrica que indica una recesión, bastantes expertos argumentan que realmente no hemos entrado en una recesión y no lo haremos en el corto plazo.

Planificación para una recesión

De muchas maneras, los debates entre los economistas con respecto a lo que constituye una recesión tienen poca utilidad para los propietarios de pequeñas empresas. Esto es cierto en particular para el número sin precedentes de nuevos propietarios de empresas que decidieron empezar compañías después de la pérdida de empleos, la Gran Renuncia y la economía que cambia rápidamente.

Para estos nuevos propietarios de empresas (y en realidad para cualquier pequeña empresa), prepararse anticipadamente para la certeza de una desaceleración económica es una parte importante de establecer una compañía que pueda durar. De hecho, tomarse el tiempo para planificar para una recesión, que en promedio dura aproximadamente 10 meses, también puede generar beneficios comerciales más inmediatos, incluso cuando la economía es sólida.

Por ejemplo, considera los beneficios a corto y largo plazo de estas medidas de protección contra las recesiones:

  • Examina cuidadosamente y reduce los gastos innecesarios: Es común que los propietarios de empresas recorten los costos cuando la demanda disminuye. Es mucho mejor evaluar proactivamente los gastos de la empresa para identificar los que no están generando el valor que necesitas. Reducir los costos antes de una recesión puede hacer que tu empresa sea más rentable en el corto plazo y también prevenir una situación en la que reacciones exageradamente y reduzcas los costos y esto solo perjudique a tu empresa durante una desaceleración económica.
  • Liquida las deudas: empezar y hacer crecer una empresa casi siempre requiere asumir deudas. El mejor momento para liquidar las deudas es cuando los tiempos sean buenos y estés recibiendo ingresos. Cuando toca una recesión, los ingresos disminuyen y el flujo de caja es ajustado. No tener que pagar grandes montos de deuda puede brindar a tu compañía la flexibilidad de flujo de caja que necesita para resistir una desaceleración.
  • Establece un fondo para emergencias: el mismo consejo que los asesores financieros dan a las familias y a las personas con respecto a tener un fondo para emergencias para cubrir al menos seis meses de gastos también se aplica a las pequeñas empresas. Esto te permitirá continuar pagando las facturas y los salarios cuando las ventas disminuyan y ganar tiempo para que la economía se recupere.
  • Explora nuevas fuentes de ingresos: diversificar lo que vendes se vuelve más importante cuando una recesión amenaza tu negocio principal. Esto no significa que debas desviarte mucho de lo que tu compañía hace bien. En lugar de ello, debes pensar en productos y servicios adyacentes que puedes proporcionar a los clientes actuales o que puedes utilizar para atraer nuevos clientes. Por ejemplo, una compañía de techado puede hacer la transición hacia la instalación de paneles solares si recibe la capacitación adecuada.
  • Expande las habilidades de los empleados: aprovechar las nuevas oportunidades para generar ingresos con frecuencia requiere expandir las habilidades de tus empleados. Lo mejor es hacer esto antes que llegue una recesión.

Cómo tener éxito durante una recesión

Es imprescindible que te tomes el tiempo para preparar tu empresa proactivamente para una recesión. Pero lo que hace que dicha planificación sea valiosa es cuando de hecho ejecutas ese plan debidamente elaborado. Esto es más difícil de lo que parece. Aunque planificar para una recesión puede parecer algo no definido antes de comenzar, los desafíos económicos que esto genera son emocionales y requieren decisiones difíciles.

Una estrategia para enfrentar una recesión con éxito es evaluar tus ideas para generar nuevos ingresos para determinar si alguna es particularmente atractiva durante las desaceleraciones económicas. En otras palabras, pregúntate si las habilidades y los productos que ofreces actualmente (o podrías ofrecer siendo realista) siempre tienen demanda.

Existe una amplia gama de productos y servicios de los que los clientes no pueden prescindir, sin importar las circunstancias económicas. Por ejemplo, las personas no pueden dejar de consumir comestibles ni atención médica, y tienen que hacer declaraciones de impuestos, pase lo que pase. Esto significa que los servicios de los contadores y los asesores financieros, los médicos y los enfermeros y los comerciantes minoristas de alimentos siempre son relevantes. La demanda de productos en oferta y ayudar a los propietarios de viviendas a realizar proyectos de bricolaje también tienen auge durante las épocas de dificultades económicas.

Obviamente, no todas las empresas podrán cambiar para ofrecer nuevos productos y servicios. Sin embargo, tener un modelo de negocio flexible que se pueda adaptar a la demanda del consumidor es algo por lo que todos los propietarios de pequeñas empresas deben luchar para poder superar una recesión.