Joy Taylor creció en una familia de empresarios. Pasaba los veranos trabajando junto a su abuelo, un operador de transbordadores, y veía como su padre hacia crecer su consultorio médico mientras su madre administraba una empresa de corretaje de bienes raíces.

Cuando se trató de su carrera, Taylor forjó su propio camino en el área de relaciones públicas antes de convertirse en una empresaria del negocio de transbordadores. Después trabajó en el sector corporativo de los Estados Unidos, antes de realizar el lanzamiento de una empresa de consultoría en administración que atiende la industria de las ciencias biológicas. En 2008, Taylor fusionó su compañía con otra empresa de consultoría, empezando así lo que ella describe como “una de las relaciones más importantes de su vida”.

Establecimiento de una asociación empresarial

Como empresaria, Taylor aprendió que tener un acuerdo prenupcial empresarial al igual que un sistema de valores compartidos con tu socio empresarial son las herramientas más importantes para resolver las inevitables situaciones difíciles.

“Quería tener la mejor asociación empresarial posible”, menciona Taylor, “es por ello que recomendé que asistiéramos a ‘consejería de pareja’. Nos reuníamos cada dos semanas con nuestros contadores y abogados. Ellos planteaban situaciones hipotéticas y nosotros trabajábamos juntos para resolverlas”.

Las situaciones hipotéticas incluían preguntas como, ¿qué sucede si contratas a uno de los hijos del propietario y este no cumple con las expectativas? ¿Cómo manejas los asuntos con un cliente insatisfecho? O bien, ¿qué sucede si los miembros de tu equipo directivo reciben la misma remuneración, pero algunos tienen un mejor rendimiento que otros?

“Administrar una empresa no es sencillo y las situaciones hipotéticas cambian”, menciona Taylor. “A través de estas pláticas constantes, aprendimos que la transparencia desde un principio es algo sumamente importante. Debes implementar políticas y procedimientos”.

Más de una de estas situaciones hipotéticas sucedió en la vida real. Taylor y su socio fueron capaces de sortear cada una de las situaciones, incluida la venta de su empresa en 2018, gracias al panorama claro que habían vislumbrado con respecto a cómo operaría la empresa. Además fueron asesorados por un equipo de abogados, contadores y representantes de banca a fin de asegurar que el acuerdo siguiese siendo justo para ambas partes con el paso del tiempo.

Nunca es muy tarde para poner los acuerdos por escrito

“Las empresas familiares están sumamente entrelazadas con las finanzas personales de dichos propietarios de empresas”, menciona Anna Vitelli, jefe de estrategia patrimonial de PNC Wealth Management. “Es importante trabajar con profesionales que sean expertos y se sientan cómodos al abarcar los ámbitos de los negocios y del patrimonio personal. Alguien que pueda visualizar el panorama total de los problemas personales y de la empresa y pueda ayudar a crear un proyecto integral para reunirlos. Implementar un enfoque integral puede asegurar que los eventos inesperados no causen estragos en todos los demás aspectos de tu vida”.

Aunque muchos propietarios planifican la compra o la venta de su empresa, a menudo no tienen en cuenta un fallecimiento o discapacidad que podría obligar a una empresa a cerrar o provocar la inclusión de un socio que quizás no hayan previsto.

“Siempre pregunto a mis clientes qué tan bien se llevan con el cónyuge de su socio. Si algo le llegase a ocurrir al socio, hay una gran probabilidad de que su cónyuge se convierta en el nuevo socio empresarial”, menciona Vitelli. Los propietarios de empresas deben planificar dichas situaciones hipotéticas adecuadamente y deben documentarlas, al igual que deben documentar sus expectativas en caso de que algo llegue a ocurrir. Nunca es muy tarde para poner por escrito los acuerdos que los socios han implementado de manera informal”.

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