Jessica Matthews era adolescente cuando se dio cuenta de la importancia del poder, es decir, no solo el tipo de poder relacionado con “tener autoridad", sino el tipo de poder relacionado con la “generación de electricidad”. Matthews, que se crio en Poughkeepsie, Nueva York y contaba con doble ciudadanía, estadounidense y nigeriana, pasaba los veranos en Nigeria, donde la electricidad era poco fiable.
“Lo irónico es que todos mis primos de Nigeria tenían un celular mejor que el que yo tenía en los Estados Unidos y, aun así, lograr que su teléfono tuviera más del 10 % de carga suponía una dificultad”, dice Matthews, de 33 años, fundadora y directora ejecutiva de Uncharted Power. “En Nigeria, independientemente de si vives en un pueblo o en una ciudad atestada, es común que se vaya la electricidad varias veces al día, en ocasiones todos los días”.
Cuando se fue la electricidad durante la boda de su tía cuando Matthews tenía 17 años, el olor punzante proveniente del generador alimentado por diésel que permitió que el evento continuara marcó el inicio de un cambio decisivo para ella. La apatía de sus primos la frustraba. “Te acostumbrarás”, le decían. “A pesar de ser ingenieros calificados, asumían que la mejor manera de lidiar con el problema era pretender que no existía”, dice Matthews.
Después, Matthews sufrió la pérdida de tres parientes nigerianos de manera prematura, todos los cuales fallecieron de causas que ella cree pudieron haberse prevenido si hubiesen tenido acceso a infraestructura sostenible. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo: la única vez que vio a sus primos emocionados es cuando estaban jugando fútbol. Así pues, a los 19 años, Matthews y sus compañeros de clase de Harvard inventaron el SOCCKET, un balón de fútbol que, tras una hora de juego, almacenaba la energía cinética suficiente para alimentar una lámpara de lectura durante tres horas.
El SOCCKET tuvo un efecto de bola de nieve
La idea de conectar el deporte más popular del mundo con uno de los activos más abundantes del mundo (el suelo) para generar energía era genial por su simplicidad.
En 2013, el presidente Obama se reunió con Matthews durante su recorrido en la planta de energía GE África en Tanzania, donde el presidente pateó y cabeceó el SOCCKET antes de conectar su teléfono al balón para cargarlo. “El SOCCKET convierte uno de los juegos más populares de África en una fuente de electricidad y progreso”, dijo el presidente Obama a CNN. “Podemos visualizarlo en los pueblos de todo el continente”.
Si bien el balón SOCCKET inspiró a muchos, no motivó a sus primos nigerianos para que resolvieran la crisis de infraestructura. Una vez más, Matthews, una persona sumamente calificada, decidió ocuparse personalmente del asunto. La compañía que ella y Julia Silverman, su compañera de clase en Harvard, habían empezado, es decir, Uncharted Play, se convirtió en Uncharted Power, y Matthews, quien para ese entonces había obtenido dos títulos de Harvard, 12 patentes y una empresa multimillonaria, comenzó a transformar una industria de infraestructura en la que no había nadie que se pareciera a ella.
La misión de la compañía, que Matthews afirma es su “norte verdadero”, es crear un mundo en el que haya acceso universal a infraestructura inteligente y sostenible, un mundo en el que la infraestructura no desampare a las personas, como le había sucedido a su propia familia.
Matthews trasladó la compañía a Harlem, Nueva York, recaudó $7 millones en fondos Serie A y, al reconocer que la información contenida en el balón SOCCKET realmente era un centro de datos distribuidos, comenzó a realizar un diseño de ciudades más inteligentes conectadas a la red eléctrica.
Matthews describe la tecnología de Uncharted Power como el teléfono inteligente de la infraestructura. Se trata de soluciones de infraestructura inteligente relacionadas con la resiliencia de la red eléctrica, la conectividad de banda ancha y la movilidad como aplicaciones que yacen en una plataforma basada en la nube, la cual habilita y regula óptimamente las partes conectadas de la infraestructura.
Es una idea que se está poniendo de moda. Poughkeepsie, la ciudad natal de Matthews, ha iniciado un proyecto piloto de $1.8 millones con Uncharted Power para convertirse en la primera verdadera ciudad inteligente del mundo.
“Este programa piloto demostrará la forma en que podemos reconstruir nuestra infraestructura local para mostrar flexibilidad ante los nuevos desafíos y acelerar el crecimiento para beneficio de nuestras empresas y residentes locales”, dijo Rob Rolison, alcalde de Poughkeepsie, al realizar el anuncio del programa durante la pandemia en octubre de 2020.
El poder de inspirar el cambio
La transición de ser una compañía que se enfocaba en el juego a transformarse en una que está compitiendo por la adjudicación de contratos significativos con el gobierno era un territorio inexplorado para Matthews. Sin embargo, logró superar el “síndrome del impostor”, estableció la compañía e introdujo nueva energía, literalmente, en una industria desactualizada. Ese es uno de los motivos por los cuales Matthews comparte su historia con jóvenes y otros emprendedores, en particular con mujeres.
“Todos me dejaban hacer lo que quería cuando creían que lo que hacía no era muy serio”, dice Matthews. “Hay personas que no querrán verte triunfar. He aprendido a no permitir que les resulte fácil marginarme”.
Educar e inspirar a los demás es la misión de la organización sin fines de lucro Harlem Tech Fund, que fue fundada por Matthews “para asegurar que Uncharted Power no fuese la única compañía tecnológica en Harlem”. La organización utiliza el balón SOCCKET de Matthews y la cuerda de saltar Pulse relacionada para enseñar a los niños sobre la sostenibilidad y el liderazgo en un mundo impulsado por la tecnología.
“Cuando pienso en la forma en que el teléfono inteligente ha democratizado la manera en que vivimos nuestras vidas, resulta difícil no sentirse increíblemente emocionada por el futuro”, dice, “ya que la plataforma que estamos desarrollando tiene el poder de cambiar y sostener el entorno en el que vivimos”.