- Después que una persona fallece, el manejo de las cuentas bancarias depende del tipo de cuenta, la estructura de titularidad y si existe un testamento o beneficiarios designados.
- Las cuentas conjuntas con derecho de supervivencia y las cuentas que tengan las designaciones pagaderas al fallecimiento (payable on death, POD) o transferibles al fallecimiento (transfer on death, TOD) evitan el proceso de validación testamentaria, por lo que se transfieren directamente a los beneficiarios designados.
- Otras cuentas bancarias pueden estar sujetas a la validación testamentaria, mediante la cual se saldan las deudas y posteriormente los activos se distribuyen según el testamento del difunto o las leyes estatales.
- Buscar asesoramiento legal y utilizar los servicios de sucesión de las instituciones financieras puede favorecerle al ayudarle a gestionar los bienes de forma eficiente y llevar a cabo las obligaciones legales de forma adecuada.
Perder a un ser querido nunca es fácil, y hacerse cargo de sus asuntos financieros puede generar un nivel adicional de tensión durante un periodo que ya en sí es difícil. Sin importar si usted es el albacea de los bienes, un beneficiario o un ser querido, es común que se pregunte: “¿qué sucede con una cuenta bancaria cuando alguien fallece?”
La respuesta depende de varios factores, que incluyen el tipo de cuenta, la estructura de titularidad de la cuenta, si el difunto hizo un testamento o si la cuenta tiene beneficiarios designados. Si la persona difunta hizo un testamento, este designa a una persona u organización, que se conoce como albacea, para que administre los bienes del difunto. Si no existe un testamento, los tribunales designan a un administrador, quien desempeña una función similar, pero se guía por las leyes estatales y no por los deseos del difunto.
Comprender los procesos legales y las medidas implicadas tras el fallecimiento del titular de una cuenta puede ayudar a garantizar que los activos se transfieran sin problemas a los legítimos herederos.
Acciones inmediatas tras el fallecimiento del titular de una cuenta
Tras recibir la notificación del fallecimiento del titular de una cuenta, el banco tomará medidas inmediatas para asegurar los activos. En el caso de una cuenta que es propiedad de una sola persona, por lo general esto incluye:
- Revisión del estado de la cuenta: El banco revisa la cuenta para confirmar el estado de su titularidad y determinar si tiene alguna designación de beneficiarios. Esta medida crucial asegura que las próximas acciones coincidan con las políticas del banco y los requisitos legales.
- Solicitud de documentación: El banco solicitará cierta documentación, por ejemplo, una copia certificada del certificado de defunción, así como los documentos legales que indiquen quien tiene la autoridad para tomar decisiones referentes a los activos del difunto.
El papel que desempeña el albacea o el administrador en la administración de las cuentas bancarias
El albacea o el administrador debe entregar al banco el comprobante legal de su autoridad. Una vez obtenida la aprobación, dicha persona tiene la responsabilidad de saldar las deudas del difunto, pagar las facturas y cubrir los cargos, impuestos y gastos finales, como los gastos funerarios.[1] Una vez que se paguen todas las deudas y los activos restantes estén listos para su distribución, el albacea o administrador debe transferir los fondos a los beneficiarios según lo estipulado en el testamento, o bien, si no existe un testamento, según lo estipulado en las leyes de sucesión.
Cuentas TOD y POD
Algunas cuentas bancarias tienen designaciones transferibles tras el fallecimiento (TOD) o pagaderas tras el fallecimiento (POD), lo que permite al titular de la cuenta designar un beneficiario. En este caso, una vez que el banco reciba el certificado de defunción y demás papeleo necesario, libera los fondos a la persona designada y normalmente cancela la cuenta. Las cuentas TOD y POD evitan el proceso de validación testamentaria, lo que hace más eficiente la distribución de activos.[2]
Cuentas conjuntas y cláusulas de supervivencia
Muchas cuentas bancarias conjuntas tienen derechos de supervivencia. Cuando fallece uno de los titulares de la cuenta, el otro titular adquiere la titularidad plena y puede seguir utilizando la cuenta y los activos de esta sin interrupciones. Si la cuenta conjunta no tiene derechos de supervivencia, es posible que la participación que el difunto tiene en la cuenta se someta a una validación testamentaria para realizar su distribución según lo estipulado en el estamento del difunto o en las leyes de sucesión estatales.[3]
El proceso legal de distribución de cuentas bancarias tras el fallecimiento
Las cláusulas de supervivencia y las designaciones TOD o POD simplifican el proceso de distribución, pero, ¿qué sucede con una cuenta bancaria cuando fallece una persona que no tiene un beneficiario?
En este caso, los activos se someten al proceso de validación testamentaria, que por lo general puede implicar los pasos siguientes:[4]
- Inicio de la validación testamentaria: El albacea u otra parte interesada presenta una solicitud de validación testamentaria y los demás documentos requeridos por el estado para iniciar el proceso de validación testamentaria.
- Designación del albacea/administrador: El tribunal designa oficialmente al albacea (designado en el testamento) o a un administrador (si no existe un testamento) que supervise la distribución de los bienes.
- Levantamiento del inventario de activos: El albacea/administrador levanta el inventario de todos los activos sucesorios, incluidas las cuentas bancarias, que no tengan un mecanismo de transferencia directa.
- Pago de deudas e impuestos: El albacea/administrador salda todas las deudas sucesorias, tales como los impuestos y las facturas, mediante el uso de los activos sucesorios.
- Distribución de los activos restantes: Una vez que se haya realizado el pago de las deudas, los activos restantes se distribuyen según lo estipulado en el testamento o en la ley estatal.
- Liquidación sucesoria: Una vez que se hayan distribuido todos los activos, el albacea/administrador solicita al tribunal que realice la liquidación sucesoria.
Titular de cuenta conjunta con derechos de supervivencia
Los titulares de cuentas conjuntas con derechos de supervivencia por lo general pueden acceder plenamente a la cuenta al presentar una copia certificada del certificado de defunción. Es posible que algunos bancos también requieran papeleo adicional. Una vez que se haya tramitado el cambio, el banco elimina el nombre del difunto de la cuenta, otorgando acceso pleno al titular restante.
Signatario autorizado de una cuenta conjunta
A diferencia del titular de una cuenta conjunta, los signatarios autorizados no pueden reclamar la titularidad de los fondos de la cuenta. Tras el fallecimiento del titular de la cuenta, los signatarios autorizados por lo general ya no pueden acceder a la cuenta, a menos que también sean beneficiarios designados o pueden realizar el reclamo de la cuenta mediante otro proceso legal.
Cuenta individual con TOD o POD
El beneficiario designado de una cuenta que tiene una designación TOD o POD probablemente necesite presentar una copia certificada del certificado de defunción, una identificación válida y un formulario de reclamo debidamente cumplimentado. Es posible que algunos bancos también soliciten documentación adicional para establecer el reclamo del beneficiario con respecto a la cuenta. Una vez que el banco haya verificado la documentación, los fondos por lo general se liberan al beneficiario.
Manejo de deudas y obligaciones
Cuando una persona fallece, sus bienes tienen la responsabilidad de cubrir sus deudas pendientes, lo que incluye hipotecas, préstamos, facturas de servicios públicos y demás obligaciones financieras, como los impuestos y los gastos funerarios. Un albacea o administrador tiene la responsabilidad de pagar las deudas pendientes mediante el uso de los bienes de la sucesión[5]. Por lo general, las cuentas bancarias representan la fuente de fondos más líquida.
Al albacea o administrador tal vez le convenga abrir una cuenta bancaria patrimonial separada, y transferir los fondos de las cuentas bancarias objeto de validación testamentaria del difunto a la cuenta patrimonial. Esto puede ser útil para monitorear las transacciones relacionadas con los bienes y proporcionar un registro claro a los beneficiarios y acreedores.
Buscar asesoramiento y asistencia
Ya sea que vaya a liquidar los bienes de una persona o pretenda poner sus asuntos en orden, considere buscar asistencia profesional, en particular si posee muchos bienes o su situación es compleja. El asesoramiento legal puede ayudarle a comprender las complejidades de las leyes de sucesión y asegurar que su plan de sucesión esté actualizado y sea sensato en términos legales.
Un profesional jurídico también puede ofrecer estrategias para minimizar los impuestos y asegurar que sus beneficiarios reciban su herencia prevista con los menores inconvenientes posibles.
Además, muchas instituciones financieras ofrecen servicios de sucesión diseñados para ayudar a los albaceas y administradores a gestionar y transferir sus activos. Dichos servicios pueden incluir ayuda con la apertura de las cuentas patrimoniales, orientación con respecto a satisfacer las obligaciones financieras del difunto y apoyo para distribuir los activos a los beneficiarios. Contratar estos servicios anticipadamente puede optimizar el proceso de administración de bienes, reducir la probabilidad de disputas y asegurar el cumplimiento de todos los requisitos legales.