Malos hábitos de gasto: todos tenemos algunos. La buena noticia es que, con un poco de esfuerzo y mucha determinación, puedes sustituir esos malos hábitos por conductas más sanas encaminadas a ahorrar dinero. Estos son algunos consejos que pueden ayudarte:
Identifica y reconoce los hábitos de gasto que te podrían estar perjudicando.
Empieza por plantearte a ti mismo algunas preguntas: ¿Llevas un control de tus gastos? ¿Tienes el hábito de pagar las compras con una tarjeta de crédito? ¿Con qué frecuencia derrochas dinero en artículos ostentosos que ves en las redes sociales o en la zona de caja? ¿Con qué frecuencia recurres a la “terapia de compras” cuando te sientes estresado o triste? Debes ser completamente sincero contigo mismo: reconocer las malas conductas de gasto te permite enfrentarlas de manera directa.
Lleva un control de tus gastos.
Si no tienes el hábito de elaborar un presupuesto mensual, este podría ser un buen momento para empezar. Un presupuesto te proporciona un solo documento organizado en el cual puedes llevar un control de tus gastos. Cada vez que gastes, anota lo que compraste y cuánto gastaste. Desglosar tus gastos y desembolsos mensuales en diferentes categorías te puede ayudar a identificar las áreas específicas en las cuales sueles gastar demasiado, como entretenimiento, comidas en restaurantes, ropa o tecnología. Determinar en qué estás gastando la mayor parte del dinero te puede ayudar a reducir el gasto en dichas áreas en el futuro, o te puede inspirar para que reconsideres las compras innecesarias.
Establece metas de ahorro específicas.
Las metas de ahorro a corto y largo plazo te pueden motivar a tener disciplina cuando te encuentres en una situación que implique la posibilidad de gastar demasiado. ¿Estás ahorrando para un automóvil nuevo? Probablemente vas a reconsiderar algunas de tus compras diarias para poder seguir ahorrando dinero aquí y allá para alcanzar dicha meta. Tus metas deben ser propias, así que debes pensar detenidamente qué quieres que tu dinero haga por ti. Y recuerda, cuanto más específico seas, mejor. Por ejemplo, una meta a corto plazo podría ser: “este mes, voy a gastar en restaurantes la mitad de lo que gastaba el mes pasado”. En comparación con una declaración vaga como “voy a ahorrar dinero este mes”, tu meta específica te permite monitorear tu avance fácilmente durante el mes.
Vigila cuánto compras a crédito.
La mentalidad de “compra hoy, paga mañana” te puede causar problemas. Aunque sabes que debes ejercer el autocontrol al usar una tarjeta de débito o dinero en efectivo (después de todo, solo puedes gastar el monto que está en tu cuenta o en tu bolsillo), adoptar el hábito de siempre usar una tarjeta de crédito te puede dar una falsa sensación de que tienes más dinero para gastar del que en realidad tienes. Por supuesto, esto también se relaciona con tu presupuesto. En lugar de comprar cosas de forma impulsiva, consulta tu presupuesto, determina la asignación de gasto que puedes permitirte desahogadamente mientras sigues trabajando para lograr tus metas y ten conciencia de que una vez que hayas gastado dicho monto, ya sea con dinero en efectivo, crédito o débito, ya no debes gastar más durante el mes.
Usa una lista de compras.
Antes de salir a hacer compras, ya sea de comestibles, ropa o cualquier otra cosa, haz una lista de los artículos que necesitas. Esto te puede ayudar a diferenciar entre las compras necesarias y los artículos que simplemente quieres. Si realmente necesitas algo al punto que decides ponerlo en la lista, ¡cómpralo! Sin embargo, si es algo que ves en la tienda y simplemente te llama la atención en ese momento, quizás debas omitirlo en esta ocasión. Cuando estés comprando, considera tomar una cesta de compras en lugar de un carrito. Todo ese espacio te podría animar a llenarlo incluso una vez que hayas tachado todos los artículos de tu lista.
Sé diligente con respecto a los cargos y suscripciones.
Hoy en día, nuestros gastos pueden acumularse de muchas pequeñas maneras, y nii siquiera somos conscientes de muchos de estos pequeños gastos. Algunos, como los cargos por uso de cajeros automáticos, los cargos por sobregiro y los cargos por demora se pueden evitar fácilmente si eres consciente de estos. Otros, como los servicios a los que te suscribiste pero ya no usas, pueden requerir un poco más de consideración. Siéntate y verifica tus estados de cuenta mensuales para determinar si de verdad necesitas esos servicios de streaming o de suscripción, o si puedes cancelarlos sin problemas. Si no los estas usando, no los conserves simplemente por el hecho de conservarlos, ya que ese es dinero que podrías ahorrar para el futuro.
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