Cuando se recibe un nombre al nacer, por lo general se da por hecho que será permanente legalmente. Acompaña a una persona de por vida. Sin este, muchas actividades habituales pueden llegar a ser difíciles o incluso insuperables. Para muchas personas en la comunidad transgénero, el simple acto de presentar una identificación que a menudo no se parece a ellos, no los identifica como el género con el que se identifican y utiliza un nombre de nacimiento que para ellos se siente ajeno, puede traer vergüenza.
Tener un nombre legal y una identificación que coincida con su identidad puede ayudar a humanizar la experiencia de una persona transgénero y permitirle presentar una identificación con seguridad.
“Las personas son personas y merecen respeto. Merecen vivir su vida de una forma auténtica”, dice Sonia Chung, miembro del equipo legal corporativo y del comité pro-bono de PNC.
Chung es voluntaria en el Proyecto de cambio del nombre del Fondo de Defensa Legal y Educación de Personas Transgénero (TLDEF)1, el cual pone a solicitantes transgénero en contacto con representantes legales para navegar el proceso de cambio de nombre.
Al asociarse con Reed Smith, un despacho jurídico con sede en Pittsburgh, los miembros del equipo legal corporativo de PNC ofrecen su experiencia en cuestiones legales a los participantes. A través del programa, han donado muchas horas de servicio para ayudar a docenas de personas transgénero a llevar a cabo su proceso de cambio de nombre, sin costo alguno para los participantes.
Un proceso abrumador si no se tiene apoyo
“Si bien no necesitas un abogado para que te ayude a modificar tus documentos, hacer esto es abrumador si no se tiene apoyo”, dice Chung. “Todo el proceso, de principio a fin, conlleva varios meses de trabajo e interacción”.
Ese trabajo incluye la toma de huellas digitales y la verificación de antecedentes referentes a cualquier asunto, como deudas pendientes o condenas penales, luego la presentación del papeleo ante el sistema judicial. Intentar realizar ese proceso solo sin un abogado puede ser abrumador y costoso. Las personas transgénero en ocasiones renuncian debido a la frustración a la que se enfrentan al hacerlo por sí solas.
“Probablemente lleva un mes o dos en el tribunal, luego hay una audiencia en el tribunal en la que finalmente se realiza el cambio de nombre. Una vez que el cliente tiene su papeleo y este coincide con su identidad, con suerte puede seguir adelante”, dice Chung.
Ella considera que pagar por ese tipo de asistencia podría costar varios miles de dólares.
“Los clientes que normalmente he atendido a través del programa no siempre tienen recursos, y les resultaría muy difícil contratar un abogado privado”, añade Chung.
Recordó a dos clientes que, aunque tenían empleos lucrativos, calificaron para recibir asistencia del gobierno. Sin este tipo de esfuerzo comunitario, no hubiesen podido modificar sus documentos.
Además del ahorro en costos, el proceso judicial se hace más accesible con la ayuda de un abogado. La persona transgénero tiene un defensor que la llama por su nombre elegido, utiliza los pronombres con los que se identifica y le muestra respeto.
El Proyecto de cambio de nombre ha ayudado a facilitar más de 3,000 cambios de nombre desde que comenzó en 2007, y en 2021 se realizaron 384 cambios de nombre. El programa actualmente ofrece apoyo a personas que viven en los cinco distritos de Nueva York y en varios condados de Nueva Jersey, y se tienen planes de abrir sedes adicionales en Chicago, Milwaukee, Pittsburgh, Filadelfia, Atlanta y Detroit.
Dedicar tiempo como voluntaria
La abogada administrativa principal de PNC Katy Leonard también se ofrece como voluntaria en las clínicas pro-bono y menciona que la labor brinda una excelente educación y perspectivas sobre los asuntos, riesgos y tensión emocional a los que se enfrentan los clientes desfavorecidos.
Si bien no necesitas un abogado para que te ayude a modificar tus documentos, hacer esto es abrumador si no se tiene apoyo. Todo el proceso, de principio a fin, conlleva varios meses de trabajo e interacción.
— Sonia Chung, miembro del equipo legal corporativo y del comité pro-bono de PNC
“Debido a que no soy miembro de la comunidad transgénero, realmente jamás había pensado en las barreras a las que ellos se enfrentan para sentirse facultados para hacer las cosas en el día a día. Veo como el resto de nosotros puede darlo por sentado”, dice Leonard. “La vida puede ser verdaderamente difícil para las personas transgénero, ya que enfrentan preocupaciones referentes a su privacidad y seguridad. Es por ello que les brindamos asesoramiento durante el proceso para asegurar que su cambio de nombre y dirección no aparezcan en los registros públicos”.
Blair Miicke, otro abogado administrativo de PNC, también se ofrece como voluntario del Proyecto de cambio de nombre. Él considera que su participación se alinea con los esfuerzos de PNC que se encaminan a la responsabilidad corporativa, la diversidad y la inclusión. Él motiva a voluntarios potenciales para que se involucren en la totalidad del proceso, ya que esto les puede ofrecer una mayor comprensión del cliente y su historia.
“Los voluntarios no pueden husmear en la vida de los clientes”, dice, “pero si escuchas, te enteras de los que los clientes han tenido que hacer para llegar hasta el punto al que han llegado y para sentirse cómodos consigo mismos. Y todo eso es bastante increíble”.
Reflexionamos sobre el compromiso que PNC tiene con la igualdad de las personas LGBTQ+
Participar en el Proyecto de cambio de nombre se alinea con el constante apoyo que PNC brinda a las organizaciones que promueven la diversidad y la inclusión de la comunidad LGBTQ+. Por ejemplo, PNC apoya la misión de la Campaña de Derechos Humanos (Human Rights Campaign, HRC) y se unió a la Coalición Empresarial para la Ley de Igualdad de dicha campaña. Dicha alianza está formada por un grupo de los principales empleadores de Estados Unidos que apoyan la Ley de Igualdad, es decir, la legislación federal que brindaría a los miembros de la comunidad LGBTQ+ la misma protección básica que se brinda a otros grupos protegidos bajo la ley federal.
Estos compromisos reflejan la inversión que PNC realiza para apoyar activamente una cultura incluyente fuera del banco, una cultura en la que las personas pertenecientes a las comunidades atendidas por el banco se puedan sentir visibilizadas y valoradas y en la que se defienda su dignidad.
“Tener un nombre que afirme y coincida con quién eres y cómo quieres identificarte puede ser una experiencia transformadora. No solo faculta a la persona, sino que también mejora su acceso a los mismos recursos de los que otros se benefician y apoya una verdadera inclusión”, dice Gina Coleman, directora de diversidad de PNC. “Desde esa perspectiva, no es posible determinar el impacto emocional y práctico que tiene el Proyecto de cambio de nombre”.