De 5 pies y 1 pulgada de estatura, la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg era baja, pero su impacto fue enorme, tal como se demuestra en la exhibición “The Notorious RBG: The Life and Times of Ruth Bader Ginsburg” (La célebre RBG: la vida y época de Ruth Bader Ginsburg). PNC presenta a nivel local la exhibición actualmente alojada en el Museo Maltz de la Herencia Judía (Maltz Museum of Jewish Heritage)[1] en Cleveland. Proporciona una perspectiva del papel no tradicional de Ginsburg y el efecto que ella tuvo en la ley.
La exhibición muestra a los espectadores la crianza de Ginsburg en Brooklyn, Nueva York, adentrándose en sus años como estudiante de derecho y avanzando en su carrera, y destaca el impacto sin precedentes que tuvo en la igualdad de género y en la independencia financiera de las mujeres.
“La jueza Ginsburg fue defensora de todos los estadounidenses, en particular de las mujeres, y es por ello por lo que consideramos importante ser el patrocinador presentador de esta exhibición que rinde homenaje a su vida”, dijo Pat Pastore, presidente regional de PNC en Cleveland. “Su enfoque en la igualdad se alinea con el compromiso que PNC tiene con la diversidad y la inclusión en toda la compañía”.
Aunque sigue habiendo desigualdad, las mujeres pueden ascender en el ámbito profesional, ocupar los mismos puestos laborales que los hombres, comprar una casa, obtener una tarjeta de crédito y tener su propia cuenta bancaria. La idea de que no hace mucho tiempo estas cosas eran casi imposibles podría parecer descabellada, pero de hecho no fue hasta 1988, a través de la Ley de Propiedad de Empresas de Mujeres, que las mujeres pudieron obtener préstamos empresariales sin un cofirmante del sexo masculino.
Todo esto podría haber seguido siendo imposible si no hubiese sido por la ardua labor de Ginsburg.
“Ella nació en la época en que la discriminación por motivos de género estaba integrada en la sociedad”, dijo David Schafer, director general del Museo Maltz. “No había muchas oportunidades disponibles para las mujeres”.
Defensora de la independencia financiera
Ginsburg se graduó de la Facultad de Derecho de Columbia en 1959 con el promedio más alto de su generación, y aun así tuvo dificultades para encontrar empleo. Así que, en 1963, se convirtió en profesora de derecho en la Facultad de Derecho de Rutgers University.
Rutgers le pagaba menos que a los profesores del sexo masculino, y en 1970 presentó una demanda colectiva contra Rutgers para recibir un salario equivalente. Su victoria en ese caso marcó el inicio de su lucha por la igualdad de derechos.
Con el tiempo, Ginsburg ganaría cinco de los seis casos de igualdad de derechos que debatió ante la Corte Suprema, comenzando en 1971 con el caso Reed v. Reed. En ese caso, una mujer quería administrar los bienes de su hijo difunto, pero la ley otorgaba preferencia expresamente a los hombres. Reed estaba separada del padre de su hijo.
“Las leyes que impiden a las mujeres tener participación plena en la arena política, empresarial y económica a menudo se describen como leyes protectoras y benéficas”, argumentaba Ginsburg. “El pedestal en el cual se ha puesto a las mujeres, al analizarlo más de cerca, con demasiada frecuencia resulta ser una jaula”.
Al año siguiente, Ginsburg se convirtió en profesora de derecho en Columbia y cofundadora del Proyecto de derechos de la mujer en la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (American Civil Liberties Union, ACLU).
“Es en ese momento cuando comenzó a desarrollar estrategias razonadas para cambiar la ley”, dijo Rebecca Haywood, abogada principal de PNC. Haywood citó la labor que Ginsburg realizó en la Corte Suprema, como litigante y como miembro de ACLU como inspiración para su propia búsqueda de una carrera en derecho. “El legado de la jueza Ginsburg implica no solo su incansable búsqueda de la igualdad, sino también su perseverancia ante las circunstancias más complicadas. Además, ayudó a muchos de nosotros a darnos cuenta y creer que, sin importar nuestras circunstancias individuales, podemos lograr el éxito en el más alto nivel”, dijo Haywood.
En otro caso, el de Frontiero v. Richardson, a una teniente de la fuerza aérea de los Estados Unidos de nombre Sharon Frontiero se le había negado la posibilidad de reclamar a su esposo como dependiente, a pesar de que los hombres podían reclamar a sus esposas como dependientes. Ginsburg argumentaba que el trabajo de la mujer es tan importante para la familia como el trabajo del hombre. La Corte Suprema deliberó a favor de Frontiero, poniendo fin a los beneficios desiguales que el ejército otorgaba a hombres y mujeres.
“Ella dijo que nosotras, como mujeres, debemos recibir los mismos beneficios que los hombres y debemos recibir una trato igualitario conforme a la ley”, dijo Haywood.
Igualdad financiera para todos
Ginsburg no se centró exclusivamente en los derechos de las mujeres. En 1973, representó a un hombre llamado Stephen Wiesenfeld, cuya esposa había fallecido durante el parto. Su esposa había trabajado como maestra y, como tal, había realizado contribuciones al seguro social, y sus beneficios fueron negados a Wiesenfeld. En esa época, la Ley de Seguridad Social brindaba beneficios a las viudas y a los hijos basándose únicamente en los ingresos de sus esposos. Ginsburg argumentó que negar los beneficios a los padres debido a su sexo era inconstitucional y suponía otra forma de discriminación, y ganó el caso. El fallo fue importante para demostrar que la discriminación por motivos de sexo nos perjudica a todos.
A lo largo de los años, Ginsburg llegó a ser conocida como una defensora de la igualdad de derechos quien, mediante la investigación y la escritura razonada, hacía a las personas cambiar de opinión.
“Los grupos feministas a menudo se molestaban con ella por no tomar casos provocadores, pero a ella le interesaba el cambio permanente”, dijo Schafer. “Implementaba un enfoque estratégico para desarrollar niveles de igualdad de género”.
En 1993, el presidente Bill Clinton nominó a Ginsburg para servir en la Corte Suprema, donde continuó su labor por la igualdad.
En 2007, el caso Ledbetter v. Goodyear Tire & Rubber Co. fue presentado ante la Corte Suprema. Lilly Ledbetter solicitaba la igualdad salarial por el trabajo que desempeñaba en Goodyear. La Corte Suprema dictaminó que sus reclamos habían prescrito. Ginsburg leyó su disensión desde el estrado.
“La disposición que Ledbetter mostró en cuanto dar a su empleador el beneficio de la duda no debe impedirle que posteriormente busque la obtención de la reparación por el pago continuo de un salario que fue reducido debido a su sexo”, escribió Ginsburg.
En el 2008, el presidente Barack Obama promulgó la Ley Lilly Ledbetter por el Salario Justo (Lilly Ledbetter Fair Pay Act).
En el 2013, la Corte Suprema deliberó sobre el caso Shelby County v. Holder, mediante el cual anuló una disposición de la Ley de Derechos de Votación de 1965, la cual determinaba cuáles jurisdicciones de votación necesitaban la autorización previa del gobierno federal antes de cambiar las leyes de votación. La disposición había aumentado la participación electoral de las minorías con el paso de los años. Ginsburg disintió.
“Desestimar la autorización previa a pesar de que ha funcionado y sigue funcionando para detener los cambios discriminatorios es como tirar tu paraguas durante una tormenta porque no te estás mojando”, escribió Ginsburg.
Schafer considera que la disensión de Ginsburg en el caso de Shelby County v. Holder es la más significativa.
“Era una persona apasionada”, dijo Schafer. “Siempre declaraba sus disensiones con términos muy poderosos”.
“La jueza Ginsburg tomó los pasos necesarios para luchar por las cosas en las que creía, incluso si no representaban la opinión popular de la época”, dijo Haywood. “Y la sociedad se ha beneficiado”.