A medida que la volatilidad en el mercado continúa, las opiniones abundan en cuanto a la posibilidad de una recesión económica en los Estados Unidos en 2023. Muchos economistas predicen que una leve recesión es probable en el futuro, mientras que otros analistas consideran que es posible un aterrizaje suave, en el cual la economía se desacelere, pero sin provocar una recesión. Ante la incertidumbre, muchas empresas se quedan pensando en qué pasos deben tomar para prepararse para un entorno de recesión.

La interacción de diversas fuerzas macroeconómicas continúa impulsando el panorama incierto. Desde que alcanzó un pico de 9.1 % en junio de 2022, la inflación en los Estados Unidos se ha aliviado de manera continua durante los últimos meses, al caer al 6.4 % en enero de 2023.[1] Sin embargo, es posible que sea demasiado pronto para saber si la economía realmente ha dado un giro en términos de la inflación. Una consideración es el informe de empleo más sólido que lo esperado de enero, que indicó que las nóminas agregaron 517,000 empleos, algo que llevó al desempleo a un mínimo de 53 años para ubicarse en 3.4 %.[2] Si bien son noticias positivas para las empresas que enfrentan desafíos laborales, estas ganancias de empleo podrían aumentar el gasto de los consumidores y agregar presiones inflacionarias. La Reserva Federal ha indicado que continuará aumentando las tasas de interés en 2023 en su lucha actual para frenar la inflación, pero el aumento de la tasa de fondos federales de febrero de 25 puntos básicos indica que es probable hacer esto a un ritmo más moderado que con los aumentos de tasas anteriores.

Sumando todo, es una mezcla complicada de factores que puede ser intimidante para las empresas que buscan mantener el rumbo y posicionarse para un crecimiento futuro.

“La volatilidad económica y del mercado puede ser desconcertante, pero es importante no dejar que lo paralice, ya que usted está conduciendo a su compañía a través de esto”, afirma Stephanie Novosel, directora de la Banca Comercial de PNC. “Los mensajes y las contradicciones económicas mezcladas en las variables no pueden generar un corto circuito con la buena planificación. La clave es equilibrar las decisiones buenas y astutas a corto plazo sin poner en riesgo sus metas continuas a largo plazo”.

En un entorno turbulento, existen acciones a corto plazo que las empresas pueden adoptar teniendo en cuenta objetivos a largo plazo:

  • Mantenerse informado. Mantenerse al tanto del panorama geopolítico y sus posibles efectos en diversos sectores de la economía puede ayudar a que las empresas planifiquen y se adapten con anticipación. 
  • Planificar regularmente para posibles situaciones y mantener las elecciones actuales. Revisar planes y presunciones frecuentemente: la planificación anual no es suficiente en el entorno empresarial actual. En un escenario en el cual existe una inflación elevada, tasas de interés bajas y exceso de liquidez, los clientes podrían estar dispuestos a pagar más por bienes y servicios. Pero existe un punto de quiebre en el cual transferir los costos a los clientes ya no puede ser la única opción. Lo que funcionó el año pasado es posible que no vuelva a funcionar ahora ni en tres meses a partir de ahora.
  • Continuar con la optimización y automatización de los procesos. Evaluar los procesos, sistemas, niveles y proveedores empresariales actuales. Luego seguir realizando ajustes que funcionen ahora, pero que tampoco generen una fricción en el largo plazo. Esto podría incluir la implementación de nueva tecnología, pero es importante no invertir en tecnología de bajo valor ni en proveedores en respuesta a lo que podrían ser solo presiones de costo temporales.
  • Revisar gastos, revisar márgenes. La mayoría de las empresas podrían beneficiarse de tener otra mirada a los gastos, desde artículos de línea tangible simples hasta el costo del capital, los niveles de deuda, tasas fijas frente a tasas variables y estrategias de cobertura potenciales. Quizás incluso lo más importante es que las empresas deben evaluar la productividad y los márgenes respecto de sus posibles impactos a largo plazo, en comparación de evaluar solamente las reducciones directas de gastos.
  • Considerar las oportunidades. La interrupción puede presentar tanto una oportunidad como una dificultad. Las empresas deben continuar considerando el panorama de fusiones y adquisiciones, junto con otras oportunidades de alto impacto para la escalabilidad de las inversiones de capital y la transformación de la fuerza laboral. Es importante planificar las situaciones de manera regular a lo largo de los periodos de volatilidad.

Finalmente, la planificación para la estabilidad en tiempos de incertidumbre requiere una buena predisposición para equilibrar las elecciones a corto plazo y las metas a largo plazo. “Existen muchos puntos desconocidos en juego dentro del entorno económico ahora mismo, y probablemente eso no cambiará pronto”, afirma Novosel. “Lograr el éxito requerirá adoptar un enfoque pragmático para controlar lo que puede, la planificación de contingencias y colaborar con los socios de negocios que pueden ayudarle a atravesar el camino por delante y generar ideas juntos con confianza hacia dónde se está dirigiendo”.

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