Transcripción
Amanda Agati:
¿Cómo que ya es noviembre y es momento para la próxima edición de "#AddingAlpha"?
He estado en marcha visitando clientes prácticamente todo el otoño hasta este momento, y la principal pregunta que me preguntan no tiene que ver con quién ganará la elección, ni siquiera tiene que ver con cuál probablemente será mi canción del año en 2025, aunque ya empecé a trabajar en ella y definitivamente estoy recibiendo peticiones, así que ese es su llamado a la acción. En lugar de ello, lo que me preguntan es cuál es nuestra opinión con respecto al déficit y los niveles de deuda federales.
¿Acaso en algún momento será importante para los mercados o los inversionistas? Estoy segura de que muchos de ustedes están familiarizados con el dicho “los déficits no importan”, y desde hace décadas, eso prácticamente ha demostrado ser verdad, cuando menos en lo que respecta a las implicaciones observables que mueven al mercado.
Después de todo, no hemos tenido un presupuesto equilibrado desde principios de 2002, y sin embargo el índice S&P 500 ha tenido un incremento anualizado del 9.6 % desde entonces. El déficit del presupuesto federal de los Estados Unidos como porcentaje del producto interno bruto nominal actualmente se ubica en menos del 7.2 %.
Aunque no lo crea, en los últimos 40 años, el déficit federal ha tenido un promedio de apenas el 52 % del nivel en el que nos ubicamos actualmente. Aunque sin duda nos encontramos en un territorio inexplorado según esta medida, el gasto que hemos realizado está muy por encima de los niveles que normalmente se asocian con las recesiones económicas o con una economía que apenas está emergiendo de una recesión y, en nuestra opinión, eso definitivamente ha ayudado a extender el actual ciclo económico.
Si ingresamos a los mercados de renta variable y renta fija hay dos punto de vista contrapuestos con respecto al trayecto futuro. Siempre comparo los mercados de renta variable con el comportamiento de mi hijo de nueve años en una tienda de dulces, ansiando la subida de adrenalina provocada por los estímulos y la adaptación de las políticas, en este caso, en la forma del gasto deficitario.
Al igual que mi hijo de nueve años, el mercado de renta variable en realidad no sabe lo que le conviene y definitivamente no conoce sus propios límites de consumo. Al igual que la subida de adrenalina provocada por comer todos los dulces que recogió la noche de Halloween, la cual normalmente termina en una rabieta y lágrimas, la misma idea se aplica al mercado de renta variable, con la excepción de que tal vez no termina en lágrimas tanto como termina en una rabieta de volatilidad, y no puedo quedar satisfecha.
Por mucho que me duela decir esto, porque soy una chica de renta variable de corazón, creo que el mercado de renta fija es como la prueba de cordura en este tema actualmente, ya que, quizás por primera vez en la vida, estamos empezando a observar que el impacto del déficit y los niveles de deuda federales se están manifestando en las tasas de interés basadas en el mercado.
Aunque no lo crea, desde que la Fed redujo su tasa oficial a razón de 50 puntos base durante el mes de septiembre, las tasas de interés a largo plazo se han desplazado al alza al ritmo de aproximadamente 60 puntos base respecto de los bonos del Tesoro a 10 años.
En este caso el mercado de renta fija está diciendo, “Houston, tenemos un problema”. También lo estamos observando en las expectativas basadas en la inflación.
El rendimiento de equilibrio a cinco años también ha tenido un incremento de aproximadamente 40 puntos base en septiembre y actualmente se ubica en su nivel más alto desde principios de junio. No obstante, ahí se encuentra el riesgo. Los préstamos excesivos normalmente generan presión inflacionaria, lo que normalmente genera tasas de interés más altas. Se trata de un círculo vicioso en el que se vuelve a empezar repetidamente sin una salida fácil de la política.
Cuando observamos la forma de la curva de rendimiento, es increíblemente plana de los 10 años a los 30 años. Creemos que el déficit y el costo de la administración de deudas se traducen en el anclaje de tasas de interés más altas a largo plazo.
A medida que la Fed continúa reduciendo las tasas, eso debería ayudar a aminorar una parte de la presión generada por el costo de la administración de deudas y con el tiempo debería empinar cuando menos una parte de la curva de rendimiento. Sin embargo, hasta entonces, no creemos
que se esté pagando a los inversionistas para prolongar la duración sustancialmente.
Toda la acción se ubica en la parte baja de la curva en el caso de los créditos de grado de inversión de duración corta e intermedia. Este no es el preciso momento para que ocurra a largo plazo.
Este tema no es un tema que vaya a desaparecer pronto, ya que los mercados se verán confrontados con el debate del techo de deuda a principios de 2025. El techo de deuda ha estado suspendido desde junio de 2023, y se prevé que finalice el 1ro de enero de 2025.
Por ello, la buena noticia es que la inyección de liquidez pondrá felices a los mercados de renta variable. Sin embargo, la mala noticia es que probablemente genere una mayor volatilidad en los mercados de renta fija.
Es una historia de dos mercados, sin duda alguna, y un dilema en cierta medida para los inversionistas de activos múltiples.