Transcripción

Amanda Agati:

En esta edición de "#Adding Alpha", examinamos el impacto potencial del alza de la inflación y de las tasas de interés sobre los múltiplos de valoración del mercado accionarios.

En realidad hemos estado en un régimen de alta volatilidad desde el comienzo de la pandemia, pero claramente han pasado muchos meses desde que los inversionistas han tenido que luchar con estas caídas súbitas que se pueden presentar en un régimen de alta volatilidad como este.

El año pasado, creámoslo o no, la mayor caída del S&P 500 fue solo del 5 por ciento.

Este año, el S&P 500 se encuentra ahora en medio de su mayor caída desde septiembre de 2020 y de la presente grabación.

Realmente se debe a dos factores: en primer lugar al tono mucho más extremista de la Reserva Federal, es decir, una retirada mucho más rápida y agresiva del apoyo a la política monetaria de lo que esperaba realmente el consenso del mercado, y ello se aplica tanto a la reducción de su balance general como a la política de elevación de las tasas de interés y, en segundo lugar, a los sostenidos y elevados datos inflacionarios que últimamente hemos estado recibiendo.

La Fed (Reserva Federal) está reaccionando a estas lecturas de inflación desenfrenada a corto plazo, de manera que el mercado comienza a preocuparse de que una subida de las tasas de interés y una reducción del balance general demasiado rápidas podrían en última instancia descarrilar
esta expansión económica, que ya entra en una fase más lenta del ciclo.

Concretamente pasamos de la proyección de una o dos subidas de las tasas en el 2020 como máximo, al menos a cuatro ahora en alrededor de 45 días y, como resultado, el mercado está realmente debatiéndose para revalorizar el cambio lo más rápidamente posible en esa coyuntura macroeconómica a corto plazo.


Incluso con el reciente retroceso, el S&P 500 conserva todavía una relación precio-ganancias futura de unas 20 veces.

Esto representa alrededor de cinco puntos múltiples por encima de su media a largo plazo, por lo que realmente resulta difícil volver a argumentar, incluso con el reinicio, que el mercado resulta asequible a estos niveles.

Desafortunadamente, los cambios de régimen suelen ir acompañados de revalorizaciones, y estas dos gráficas ayudan a enmarcar la magnitud potencial de la compresión múltiple que se vislumbra, con base en unos niveles más altos de inflación sostenida o de unas tasas de interés sostenidamente más altas, con datos que se remontan a la década de 1950.

Si observamos detenidamente la gráfica del CPI (Índice de Precios al Consumidor) con un CPI que según este análisis es de alrededor del 7 por ciento interanual, el PE (Capital Privado) en los últimos 12 meses debería estar en torno a 13.8 veces, mientras que el PE, actual o real, en los últimos 12 meses del índice
S&P 500 es de 24 veces, lo que está muy lejos del punto en el que nos encontramos hoy.

Si observamos la relación entre los múltiplos y el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años, con el rendimiento en la actualidad a alrededor del 1.8 por ciento, la PE de los últimos 12 meses con base en este análisis estaría alrededor de las 24 o 25 veces, bastante alineado con el actual 24 del S&P 500, por lo que es realmente este trasfondo de las tasas de interés todavía favorables, lo que de momento apoya a los múltiplos del mercado, pero nos encontramos claramente en una encrucijada en lo que respecta a la política de la Reserva Federal.

Si realizamos un análisis detenido, vemos que las ganancias continúan siendo realmente sólidas, cerca del 8 por ciento para el S&P 500 en 2022, aunque a un ritmo mucho más lento de avance que el crecimiento del 50 por ciento o más que vamos a registrar para el 2021, pero en un mercado que fija precios cercanos a la perfección, no resulta en forma alguna sorprendente ver aquí un aumento de la volatilidad.

Cuando las malas noticias entran en la historia no existe mucho espacio para maniobrar ni amortiguar. Al fin y al cabo, esta es la razón por la que este año no esperamos que exista algún impulso que produzca una expansión múltiple adicional.

No veremos tasas de interés bajas sin precedentes, ni siquiera niveles de inflación relativamente bajos, como factores clave que impulsen el mercado, como existieron en los dos últimos años, por lo que realmente solo la trayectoria del crecimiento de las ganancias mantendrá vivo este repunte del mercado.

Finalmente, el comodín en esta proyección es lo extremista que la Reserva Federal decidirá mostrarse en los próximos meses.